Una insólita y tierna historia se vive en un departamento de Vitacura, donde una familia de búhos decidió instalarse en la terraza de dos residentes, transformando el lugar en su hogar permanente. Las dueñas del departamento han sido testigos privilegiadas de todo el proceso, desde la llegada del ave hasta el nacimiento de sus crías, manteniendo una transmisión con cámara las 24 horas del día, siempre con respeto y sin intervenir en el ciclo natural de las aves.
Según relataron, la búha —a la que llamaron Miranda— eligió voluntariamente ese espacio para anidar y la familia respetó completamente su decisión. En noviembre nacieron Miron y Atenea, los polluelos, lo que marcó un antes y un después para las residentes del lugar. “Era como un reality”, comentaron entre risas, destacando el vínculo emocional que desarrollaron con las aves tras meses siguiendo cada movimiento desde la cámara.
Las habitantes del departamento incluso describen a las crías como “sus hijos” y se han asignado, de manera simbólica, roles familiares. Del búho padre, llamado Javier, destacan su constante presencia, asegurando que “es un papá presente y protector”, ya que suele llevar alimento, vigilar el nido y cuidar a sus crías. Según ellas, aunque durante el día no siempre aparece, por las noches llega puntualmente y cumple con su rol de padre en un 100%.